sábado, 27 de marzo de 2010

Era un día cualquiera


La rubia tarotista me dice como al pasar: "vas a ver que del pasado, alguien que se sintió ofendido por alguna actitud tuya, volverá de la nada".A los que crean, les paso el teléfono y a los que no, lean simplemente.

Pero esa misma noche, mientras chequeaba los mails, recibo un mensaje en el celular. Era Nahuel.

Me decía que quería conocer mi nuevo mundo privado. Que lo agregara al Messenger. Que estaba felíz por haber podido dar conmigo.Lo agregué y ahí estaba, esperándome ya tarde en la madrugada.

Me dijo todo y sin respiro. Que jamás se había sentido como conmigo con ningún otro. Que desde cómo le hablaba hasta como lo cogía, nadie pudo superarme. Que se había alejado por miedo a no poder contenerse, que como sabía que yo lo podía en todos los aspectos, no podría hacer lo mismo que hacía con los otros; manejarlos a su antojo de pendejo altamente cogible.

Y finalmente me dijo: " y en verdad me ofendí mucho a la mañana siguiente de esa única noche que pasamos juntos; porque me hiciste sentir como un cualquiera con lo frío y distante que te portaste. Me acuerdo hasta cómo estabas vestido, tus náuticos azules, y cómo te pusiste los anteojos de sol cuando salíamos de tu casa".

Me disculpé. Le dije que yo sabía cuál era su juego en ese momento, que me quería enganchado pero de garche simplemente y no era lo que necesitaba en ese momento de mi vida. Le dije que esa mañana sólo le había querido seguir ese mismo juego; pero que a la distancia y por sus dichos, me había salido mal. Que como no era una actitud propia mía; jamás había buscado herirlo.

Me dijo que solo porque yo lo decía me creía. Lo invité a visitarme, a conocer este "nuevo mundo privado" y aceptó venir al día siguiente por la noche.

Lo fui a buscar a la estación y la magia del diálogo se instaló desde el primer segundo. "Estás igual, igual que esa noche, pero más campero. Me gusta el cambio!!!".Todo le gustó y me sorprendía cada vez más, siendo un chico tan urbano, tan del teatro y las luces nocturnas.

Conversamos mucho, como siempre había sido. Escuchándonos. Él en búsqueda de que fuese yo quien le pusiese límites porque nadie se los había puesto antes. Yo buscando el sentido de toda esa simplicidad en el ida y vuelta nuestro. Y le pregunté qué cuántos años tenía ahora, luego de tanto tiempo sin vernos; 26? 27?
"Nooooo, tengo 23"
Pero entonces.....tenías 20 cuando ....y yo 31???? Joder....raspando la ilegalidad...

Cocinamos, comimos y salió horrible todo, pero nadie dijo nada. Era una excusa, un entretiempo necesario para evitar ir directo a la cama.
Se insinuaba una y otra vez en la charla. Con sinceridad bruta y para descomprimir su ansiedad, le dije: "Quedate tranquilo que yo te voy a re coger hoy. Olvidate porque por más que hagas o no hagas, yo a vos te garcho".
Y se calmó y pudimos seguir hablando. Y volvió a decirme que para que él citase a una persona, esa persona tiene que haberlo marcado mucho, ser importante. "Y a vos te he citado varias veces por ser el único que me dió vuelta la cabeza cuando hablabas y vuelta en la cama cuando me dabas. Nadie me dio lo que vos me diste, nunca. Te busqué en otros, lo admito, pero no hubo forma de volver a encontrarte".
Seguimos dejando en claro que no formalizaríamos nada, por más confesiones que nos hiciéramos esa noche de media luna.

Le tomé la nuca y se ofreció; le dí un pequeño sacudón para que ofreciera su cuello y lo besé, extasiado por la flexibilidad y dejo que mostró.
Y la conexión fue brutal, maravillosa, contenida a veces, desaforada otras, resoplidos que ni la música callaban.
Todo ocurrió secuencialmente, fácil, encastre perfecto de dos que ya se conocían pero no con tanta dedicación. Decirse lo más soéz, lo puramente físico, fue una natural continuidad del diálogo mantenido instantes antes. Y sentirse nuevamente juntos y unidos.
Ahora te acordaste bien de esa noche? "No, me acordé mucho mejor ahora que aquella noche". Buena respuesta.

Seguimos desnudos, en completa confianza y sin tabúes; conversando, desgranando la noche entre caricias y masajes. Vuelta al ruedo, más rápido, más práctico, sin ganas de explorar porque todo ya estaba conocido...o no. Y encontró un punto G que yo no me tenía clasificado aún y me encantó que él fuese el adelantado.
Nos bañamos, y desayunamos cuando ya el sol entraba con cautela por la ventana.Luego fue caminar con la frescura del campo hasta dejarlo en la estación derruida que no parecía tanto esa mañana. Y me saludó y se alejó.
Volví a casa con ese tipo de cansancio que uno tiene por satisfactorio. Dormí todo.

El celular me indica que tengo un mensaje, son las 19.35: " Toy muerto de sueño. Toy bien. Toy como raro también. Te quería dar las gracias por lo lindo que fuiste conmigo".
Le respondí a tenor de eso, pero presintiendo más de su parte.
Al día siguiente llegó otro mensaje: "Lástima que no tengo medio de transporte para ir para allá, pero quiero que sepas que quiero estar con vos esta noche".
Cartas repartidas, cartas jugadas. Y aún sin apuesta y por supuesto, sin saber quién gana.

sábado, 20 de febrero de 2010

Up & Down


Meses pasaron desde que escribí por última vez. No fue por falta de ideas, sino por torrente de ellas. Todas encontradas, confusas, díscolas, estériles varias, angustiantes otras y por momentos, también esperanzadoras.

El petit palais se está agrandando. Si bien las obras comenzaron con impetuosa rapidez, motivos climáticos y del personal que lo realiza, se estancaron por unas semanas.

De todas formas, al comenzar a ver las molduras que se derraman y los buñes que abrazan el nuevo dormitorio, comencé a vislumbrar lo que será mi dorado Pabellón Francés...De hecho será color crema, blanco y negro. Ya puedo ver cómo, de la magia de la construcción, el parque comienza a autodiseñarse. Será lindo todo esto. Lo es ahora, pero acá se persigue lo SUBLIME.


Conocí gente. No mucha pero si la necesaria para determinar que la tarea de encontrar "ángel" en alguien es cada vez más complicado....o no. Quizás siempre fue así, pero uno lo olvida.

Todos vinieron al petit palais. Recuerdo uno que si bien había mostrado indicios de profundidad en las charlas mantenidas en el chat, eclosionó al subirse al tren que nos traía hacia acá. Fue increíble ver la mutación de su carácter, pánico al verde!!!! No podía contenerse de comparar incansablemente el campo con la ciudad....y no, luego de dos o tres comentarios, la conversación termina por hastiar o por fecundar un fuerte deseo de arrojar al sujeto hacia las vías.

Sin embargo, este pánico no me es extraño. Lo he visto en varios personajes. Yo confieso que hasta no hace muchos años atrás, ensalzaba los méritos de la urbe en detrimento de lo rural sin ningún tipo de tapujos.

Pero cambié y también cambió la ciudad. Me hablan de glorias que no veo cuando, por el noticiero, pasan cómo se inunda la avenida Santa Fé. Arriba, coquetos departamentos de liliputienses 30 metros cuadrados a 5 lucas verdes el metro; que se desangran por no tener lo esencial: agua, electricidad y....libertad de poder salir caminando en lugar de flotar.

Respeto el amor a Buenos Aires, lo tuve; pero creo que es momento de replantearse cuánto queda de esa ciudad que abrigaba tantas maravillas. Salvo para atónitos extranjeros, dudo que uno considere a un piquetero como un souvenir preciado...


El deseo de morir fue de una recrudecida pulsión en mi alma en estos tiempos. No siempre, pero habitualmente. Las horas bajas son terriblemente peligrosas, desgastantes y sin sentido. Se la pasa mal en verdad.

Cuando ya te devoraste hojas y hojas de libros de autoayuda; cuando la cabeza no dicierne entre la "visualización" de lo que deseas en tu vida de lo que realmente es posible; cuando te quemaste 4 cajas de sahumerios y te dibujaste cientos de veces una sonrisa que no sentías; volvés al punto de partida: no sabés quién sos, no sabés qué querés en verdad y tampoco qué hacer para salir del negro túnel en el que te vivís.

Una amiga me recordó un pasaje de la novela de Jane Austen, "Orgullo y prejuicio", en el que la protagonista reconoce que a pesar de odiar a Mr. Darcy, no puede dejar de pensar en él. Fue una acotación felíz por lo intelectual, pero no necesariamente esclarecedora.

Por momentos caí en la cuenta de que seguía enamorado de él y otras, simplemente descubrí que lo que me afecta profundamente es haber sido herido en el ego por un ser a claras vistas, personal y espiritualmente inferior.

Luego, en momentos de extreeeeeema lucidez, culminé en que él no fue diferente a los anteriores, sino que yo le quise dar ese valor; y que sólo no había resultado.

Quizás sea una mezcla de todo eso.


Adelanto, además de la construcción en el petit palais; fue la puesta en marcha de la restauración del viejo auto que compré hace un año atrás. Caido en el olvido de un chapista inescrupuloso, el autito se vino abajo pero mi Sr. padre, en su inexplicable ánimo altruista para con todos menos para con uno; se interpuso durante meses a que yo tomase la decisión de retirarlo del taller y llevarlo a otro que hiciese lo que se debía hacer: CUMPLIR.

Sin decir nada, cual travesura de adolescente de la década del 30; me fui con algunos amigos y conocidos que me hice en la zona, a buscar el auto.

Ya está armado, ya lo están poniendo a punto en lo mecánico y luego vendrá el tema pintura. Finalmente, los tapizados.

Como sea, es un pequeño gran adelanto. Jamás había sentido la opresión de la falta de libertad para trasladarme como en estos meses. Depender de terceros, cuando uno ha llevado años haciendo lo que le venía en gana; es un duro golpe a la propia identidad...no exagero.

El sumar circunstancias y extremos, a veces da por resultado una necesidad imperiosa de refundarte como persona ante el mundo.

En eso estuve y estoy. No soy el que fui y tampoco volveré a serlo por más que me lo proponga. Desde mi ropa hasta mis gustos, desde la forma de gastar la plata o de tratar a la gente, de las preferencias hasta los rechazos; todo cambió. Buscando esos cambios para poder individualizarlos, estoy. Algunos les falta definición; otros ser deshechados por obsoletos o incoherentes. Yo, en el centro de mi mismo.

Duro, no? Pero necesario para poder seguir levantándose cada mañana y creer que lo que uno ha deseado, es todavía posible. Es ésta una nueva oportunidad que LOS DE ARRIBA me dan. Aprovecharla será la clave.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Chez moi


"Chez moi" o "mi casa" en francés, tiene 100 años. Lo que llamo mi petit palais, no es otra cosa que una vieja casa de campo que fue derruída por el tiempo.

Vista desde lejos durante décadas, jamás se me hubiese ocurrido que algún día sería mía y menos, que terminaría viviendo en ella.

Completamente abandonada a su suerte, la casa llegó a mí por dos vías y al unísono. Mientras yo veía la foto de la casa en el sitio de internet de la inmobiliaria que la vendía; mi viejo me hablaba de ella por el celular. El precio publicado resultó ser erróneo y la casa la compré casi por la mitad de lo que en origen se pedía.

Con la casa heredé siete árboles, 5 Casuarinas de unos 60 años y dos Acacias. Las Acacias, luego leí que deben plantarse de a dos; pareciera que son como un matrimonio del mundo vegetal...no es raro, dicen lo mismo de los Ficus.
Visualicé al instante lo que sería la sala de baño y la puerta de entrada, las ventanas, la entrada individual al terreno y el auto; y el paso a la ampliación que vendría con el tiempo.

Al bajarse los revoques tintos de humedad, se descubrieron dinteles de antiguas puertas y ventanas que alguna vez habían estado ahí. Me llené de emoción al descubrir que los lugares en donde me había imaginado la disposición de los ingresos, coincidieran con los que historicamente había tenido la casa antes de haber sido mounstruosamente violada por reformas estéticamente equivocadas.
Así comenzó la casa a develarse, silenciosamente y casi con pudor. El ingreso al terreno, se dio de igual forma: dispuse que instalaran un pequeño portillo de hierro inglés para la entrada personal, y al remover años de hojas secas, aparecieron una serie de ladrillos que de canto, marcaban un pequeño camino que se dirigía a la casa.

Una mañana de sábado, una señora de unos 50 años que había visto varias veces por la zona, se detuvo ante el grupo que formábamos con algunos empleados que trabajaban en la casa. En bicicleta y sosteniendo un gran ramo de flores, me felicitó por lo linda que estaban quedando las reformas que le estaba haciendo. Contó que tenía muy lindos recuerdos de mi casita, ya que su bisabuela, su abuela, su madre y ella misma; habían nacido y criado entre éstas paredes. Dijo que era una casona grande que se recostaba en la pequeña loma, con habitaciones que ya no estaban hacía mucho tiempo. Esa saga de mujeres amorosamente cuidadas entre muros de ladrillones asentados en barro, me reconfortó. Nada malo ni traumático había sucedido dentro, nada de fantasmas, ahorcados ni incendios; sino una sinuosa tradición de una familia que retuvo la casa por décadas. Y que ahora pasaba a mis manos, para dejar atrás el olvido de sucesivos dueños irrespetuosos de su mansa historia.

Siempre se dice que la cocina es el corazón de una casa. Al iniciarse las obras para levantar mi dormitorio, se dieron a la luz los cimientos de la antigua cocina; por lo que supongo que si seguimos el addagio, mi habitación será el centro. Caramba...no se qué querrá significar eso, pero bueno, lo intentaremos llevar con dignidad!

La compré con el pecho rebozante de ilusiones y para proteger un amor que no fue. De una llegada con nervios entendibles, se pasó a una lucha por mantener la cordura, hasta finalmente caer en los estertores angustiantes de la relación. La casa moría nuevamente.

Sin embargo, la noche que siguió a la última vez que él entró en ella, me puse a hablar por primera vez con ella. Pedí perdón por lo que tuvo que ver, escuchar y sentir; y le informé lo que quería para ella y para mí; todo lo que quería que abrigara, que vivenciara. Así como nació del amor, así debía seguir. Así debíamos seguir ambos hacia adelante.
Y comenzamos nuevamente pero esta vez estrechamente conectados. De a poco se comenzaron a redistribuir muebles, adquirir otros, encargar nuevos trabajos y sobre todo, se comenzó a escuchar música. Mucha música y con el volúmen alto, como una fiesta que recomenzaba cada día.

Y llegaron los amigos, las risas, las charlas profundas y los juramentos de cariño, de esos que cuando se dicen se saben que son un leve reflejo de lo lindo que se siente en el interior.
Se descorcharon botellas de vinos añejados que vinieron desde otros mares; y mi living que abraza con la enorme mesa de café y sillones azules como la noche, se llenó de historias...sacerdotes que se enamoraban, anécdotas de cuando eramos chicos, chismes de compañeros de trabajo, templos hindúes, ángeles, películas viejas y hasta elefantes que se aparecían en la puerta de un hotel en Dubai.

Se realizaron rituales festejándoles a las brujas su Noche. Se pudo ver la cara del próximo novio en el espejo, cuando a las 12 de la noche y a la luz de una vela, se comía expectante una manzana colorada. Sí, eso también pasó acá.

Desde ayer, adorna un jarrón de plata; un ramo de rosas coloradas, tres calas y unas ramas de un aromo. El jarrón representó en su momento, la señal que a pesar de todo, estaba en el buen camino ya que lo compré cuando no tenía un cobre y recién me había recibido; las flores que esta vez son de jardines ajenos, son la promesa de las que habrá en este lugar en el futuro próximo.

Así, de a poco, se abre un mundo. Y yo vivo allí, con el alma plena y los brazos abiertos en espera de más.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Estado de situación


Domingo lluvioso, frío y desapasible. Los salones privados del petit palais, luego de horas, resultan agradables gracias al fuego que crepita furioso en el hogar.

Miro alrededor, y todo está perfecto. Hogareño, lindo, acariciador, cofortable...y me pregunto una vez más, porqué no está él acá tal y como lo habíamos pensado y soñado.

Terminar una relación, caer en la cuenta del nuevo fracaso; no es la muerte de nadie....pero es la muerte de uno.


La semana se desarrolló extraña, con matices desacostumbrados como un cocktail, un almuerzo en un palacete neoclásico francés del centro de la capital, una reunión con un alto representante del Poder Legislativo; una mudanza; frío, calor y algunos encuentros con el mismo sexo....


Pasé del traje a las zapatillas con el jean roto y la remera blanca básica. De un lado y otro me dijeron que estaba muy lindo, muy fashion, muy muy muy....pero uno conoce la verdad.

Es esa verdad de tener huellas en el cuerpo que todo el dolor y la desesperanza causaron; la verdad de tener el corazón roto y el alma desquiciada.

Pero sí, es cierto que me veo mejor que hace unos meses atrás en el que todo era confusión.


En el devenir de las semanas, varias direcciones de msn se colaron en mi lista de contactos. Todos del sexo propio, todos con pésimas intenciones....jijiji

Pues bien, ninguno a sido digno de merecimiento o consideración.

Gente gris por demás y los que tienen un resplandor ( reitero, resplandor), son particularmente vanidosos y de difícil trato.

En algunos casos comprendés, sabés reconocerles en el fondo, que todo ese andamiaje de fruslerías, no es otra cosa que el pánico a ser dañados, heridos.

Se cubren de soberbia, de equívocos símbolos de status; y no me causan más que aburrimiento por un lado y por el otro, una honda conmiseración.

Doy por hecho que, al sentarme frente a otro tipo, expresarme por escrito o verbalmente; y la entonación y el significado de mi mirada; queda claro que no abrigo malos sentimientos.

Que soy sincero, directo, y sobre todo, buen tipo.

Pero no lo entienden, o es tanto el tiempo que llevan protegiéndose que ya no saben reconocer la diferencia entre uno y el resto....el gris resto de los mortales.


De un histérico, perseguido y difícil licenciado en sistemas con vuelos de diva de los '40; pasando por un Cuasimodo de admirable capacidad para trucar sus fotos; hasta un loro parlanchín...todos en esta misma semanita de palacetes y mudanzas.

En el caso del loro, era increíble lo poco que pude escucharme la voz en el transcurso de un par de horas...todo, indefectiblemente, era dicho por el sujeto que a respuesta a mis dos primeras palabras, interrumpía sin miramientos para dar por sentado que pensabamos lo mismo....fue particularmente rápida la forma en que arreglé todo para huir en la primer carroza con destino a mis tierras.


Cuestión diferente fue el amor desmedido de dos tipejos que bombardearon mi celular durante toda la semana con llamados y sms, para culminar en un oprobioso silencio hacia el jueves a la noche.....a ver muchachos.....pónganse de acuerdo!!!! quieren o no?????


De repente me encuentro haciendo proyectos de todo tipo. Me ilusiono y comienzo a sacar cálculos mentales; y todo choca estrepitosamente con la realidad, la que depende de terceros. A los albañiles, carpinteros, parquistas, etc, me refiero.....si no tengo certeza a quién debo pagarle y por cuál cosa al mes siguiente; cómo puedo proyectar mis gastos y elección de caprichos?


Mi cuerpo, a causa de las astronómicas cantidades de cigarrillos que fumo, la angustia que me agijonea de a ratos; y el asco que me está produciendo la comida; está bajando de peso y sacándose meses de deterioro anímico.

Como digo; hasta la anorexia no me detendré!!!!

Luego, claro, vendrá el velatorio...pero qué paquetería y sentido del decoro, retirarse de este mundo siendo tan ecológico para no gastar ni una astilla de más en el jonca!!!

miércoles, 26 de agosto de 2009

La extraña falsa moral


Uno de los Astor, familia prominente de los Estados Unidos entre los siglos XIX y XX, dijo una vez que "la única forma de evadir la vulgaridad de las ciudades, era retirarse al campo". Por otros motivos, además del citado, decidí abandonar la ciudad de Buenos Aires y establecerme en estos lares; más tranquilos, más inocentes.

O eso creía yo!

A lo largo de los meses que hace que estoy acá, comencé a relacionarme con la gente del lugar por cuestiones necesarias como el transportarse de un punto al otro, compras de muebles, materiales, etc.

En mis viajes, conocí a varias figuras pintorescas y hasta reconocidas de esta pequeña sociedad rural.

En parte, todo está detenido en el tiempo. Acá, el que es profesional, es ALGUIEN aún. En el grado inmediato inferior - y a veces en paralelo- está el que tiene mucha plata. Por debajo, los comerciantes. Y luego,...bueno, y luego, todo lo demás.

Todos los que son ALGUIEN se amontonan en un bar determinado, a pesar de tener otros tres mucho más espaciosos y tranquilos.

De más está decir que SE DEBE saludar a todos, inclusive en la calle. Y cuando digo todos es también a los "todo el resto".

Siempre tuve una particular facilidad para hacer entrar en confidencia a los completos extraños. Es así como a lo largo de mi vida, tuve conocimiento de relatos bastante particulares y a veces, divertidos.

Es así como apareció un simpático señor en mi agenda que es oriundo de estos pagos. Tiene 60 años y la Enciclopedia Británica en su experiencia de vida. Hizo de todo, desde reconocido cantante a actor, empresario actualmente pero también panadero. Obsesivo del sexo, hace terapia dos veces por semana para poder "calmarse un poco", como dice él.

Se encamó con media ciudad de BsAs y las zonas aledañas a su terruño, también conocen de sus aventuras donjuanescas.

En la segunda charla confesó que en su juventud, se hacía chupar la pija por un copetudo de la Avenida Alvear, mientras que un amigo de parranda, se lo cogía al amigo del primero.

Ya en la cuarta charla, me contó como, volviendo de Buenos Aires a esta ciudad, tuvo otra de esas aventuras de ocasión. Un conocido y adinerado hombre de este lugar, propietario entre otras cosas de un coqueto restó, lo invitó a volver juntos en su auto. En medio del camino y entre chanzas, le manoteó el bulto y viendo que el Sr. del relato no opuso resistencia; no dudó un segundo en parar en la banquina y goloso, comenzar a petearlo sin miramiento alguno.

Se de quien me habló en esa ocasión...el "banquinero" fue reconocido por mí inmediantamente cuando almorcé una vez en ese lugar. No está mal considerando la escasez de carne fresca que hay por acá.

El Sr. asimismo, llegó a ser raptado y golpeado, por un novio celoso y su patota de amigos. Y doy fe que, bajo ningún concepto, puede contenerse en coquetear con cualquier mujer que pase cerca.

Con otro perfil, mi chofer, no deja de cuernear a su mujer. Casado y divorciado tres veces, su cuarta mujer insiste en quedarse a su lado, a sabiendas que el cincuentón no para de encamarse con dos o tres mujeres diferentes.

Por último, otro destacado hombre cuarentón, le mete los cuernos a escasas tres cuadras de su hogar conyugal y a la vista de absolutamente todos. Tanto es así que se la saluda a la amante como si fuese su mujer. Claro es que a su mujer, no la saludaya nadie, porque vive recluída. Dicen que es muy fea y gorda...dudo que haya sido siempre así. Quizás la verguenza y la humillación hayan hecho esos estragos.


Por supuesto, todos siguen yendo a misa en la Iglesia principal si es posible; y por supuesto, se saludan con la mayor cortesía cada día de sus vidas, cuando pasean indolentes por las escasas cuadras cercanas al Palacio municipal.

Desconozco qué mueve a esta gente a comportarse así, tropezando a cada paso con la indiscresión más evidente. Todos saben todo de todos. Y uno se pregunta, acaso es imposible alcanzar la seguridad y felicidad que brindaría una relación de amor y fidelidad sin condiciones?


Como he contado, he sido infiel y en aquella oportunidad no me sentí particulamente mal. Tampoco esa desaprensión me generó la necesidad compulsiva de ser infiel a quien tenga al lado. Muy por el contrario, nunca más quise repetir esa experiencia, sino más bien, dedicarme a construir una pareja duradera, sana y de mucho afecto.

Creí encontrarla y me brindé con cuerpo, corazón y alma. Y saben qué? jajajajaajaj....me equivoqué otra vez.

So.....NEXT!!!

miércoles, 29 de julio de 2009

Y vamos y venimos


Desde el Petit Palais, todo finalmente se puede dirigir. Inclusive las conquistas.

Las horas finales del día, cuando el fuego arde en el salón, son propicias para zambullirse en ese mar de miserias y rarezas humanas como lo son las páginas de contacto en la web.

Paradójicamente, las mismas fotos que años atrás no causaban demasiado impacto, hoy resultan casi irresistibles...secretamente creo que lo que atrae esta vez es la relativa distancia que tengo del principal centro urbano. Si fuese verano entendería que quieren garronear una escapada rural en medio del estío porteño; pero no....con el crudo invierno, convengamos que hay que ser un valiente para enfrentar las estepas!

De la cosecha de mensajes, siempre quedan algunos que interesan más que otros. En mi caso, nunca son los que se exponen como Dior los trajo al mundo.

Un actor con obras a punto de estrenar; un empleado contable en Santa Fe, el dueño de una discográfica modesta; y un operador de una productora de Mogolic Palermo.

Con el primero me encontré en su casa, luego de taparle el ojo de mensajitos de texto imposibles de mieles y promesas de amor. El resultado se logró. A pesar de haber gritado a los cuatro vientos que quería conocerme en la tranquilidad de un café mediante; fue cuestión de que abriese la puerta de su departamento para que me dijera: "Disculpame que te estoy recibiendo así, pero llegué de viaje esta mañana y me quedé dormido". Diez minutos más tarde me encontré en bolas y tirado en una cama rebatible en un ambiente bastante gélido.

En otra ocasión me hubiese gustado ese desenlace casi animal. Pero la lluvia afuera y el viento glacial invitaban más a un poco de romance previo al insustituible garche de miércoles por la tardecita.

"Me vas a llamar o se te terminó el amor?" " y a vos ?", arremetí ; "a lo sumo podría estar llegando".

Cuando estaba por abordar el carruaje, mandé un sms que me dejara un poco más digno; no recuerdo bien todo, pero el final - en verso- decía: "De vos quedé prendado...pero vos de mí, ni un poquito enamorado?"

Causó gracia, y contestó lo que quería. Dejar pendiente un encuentro como corresponde.

Al día siguiente, el de la discográfica. Con ese no podía surgir nada más que lujuria de la más básica. Sin embargo, lo que me sorprendió fue que en directo, resultaba ser mucho más agradable que la amilbarada versión del chat.

Demostró interés y todo, pero se borra y reaparece. Manda mensajes por msn y algunos en el celular. Pero no concretaaaaaaa!!!

Y el viernes, fue el de Palermo. Y eso fue otra cosa.

Y me está volviendo loco con su ternura, y también con su "quiero que nos conozcamos paso a paso porque no quiero confundirme con vos"...


Cuál es la justa medida para que el "paso a paso" no se vuelva una rutina torturante en la que uno espera que el otro diga palabras suficientemente indubitables para tener la certeza de la consumada conquista?

Hoy lo vi. A pesar de lo concurrido del bar, me apretó la pierna en tres ocasiones. Y la despedida...abrazo profundo, beso sentido en la mejilla y otro en la cabeza, luego de acariciarme el pelo.

Se sintió bien. Pero, y??????

En un mundo que corre implacable, uno se pregunta si habremos perdido la capacidad del romance con tiempo.

miércoles, 15 de julio de 2009

Passé composé

Pasado...quien no lo tiene, está mintiendo o es un triste boludo que no hizo nada de su vida.
Ayer, luego de un molestro, embroncado y triste mes en que nunca se terminaba con lo que ya se había terminado; vi por última vez a mi ex.

Surgió en mi vida de la nada, y con aires que yo creí renovadores para tanta chatura. Era diferente. No se parecía a nadie y emanaba pureza de corazón y de pensamiento.No pude resistirme y tampoco lo quise. Caí rendido y entregué las armas.

Fueron tan sinceros y sentidos los juramentos de amor de aquellos primeros días, que el hecho de lanzarme a la aventura de convivir con él, resultó normal. Casi lo obvio.

Cambios de circunstancias, oportunidades que venían de arriba, o lo que sea; nos hizo llegar a éste Petit Palais en plena ruralidad. Y ese fue el comienzo del fin.

Nunca nada funcionó como lo prometió. Una mezquindad se sumó a otra y se hizo costumbre. Los reclamos se encimaron en una mesa de negociaciones estéril en la que, sea como sea, él terminaba más aliviado y yo, más oprimido.
Todo a nuestro alrededor se enturbió, y la amargura se sentía en la boca todas las noches; cuando juntarse en esa cama era una maldita obligación que me atormentaba todas las noches.

No eran suspiros los que yo exhalaba, sino resoplidos de disconformidad y de desamparo. Ya no había explicaciones por parte de él, sino intrincadas obligaciones que concluían siempre en lo mismo: no estar.

La remé todo lo que pude y me enfermé en esa tarea.
Y ni siquiera con eso se contentaba. Hasta último minuto intentó hundirme en un mar de problemas que no me auqejaban realmente, sino que eran sus propias contradicciones vomitadas sobre mí. Y por amor, por haber sentido que envejecería a su lado, le creí.

Se fue a la madrugada pretextando un compromiso laboral muy temprano. Y nunca más volvió.

Una semana más tarde me llamó, habíamos pasado ya el primer aniversario sin hablarnos por fono; por lo que su invitación a vernos, era la cita para asesinar lo que alguna vez fue único.Con cinismo, dureza y frialdad; dijo las palabras de rito y yo asentí airado. También yo había decidido ser libre de todo ese caos.

Tuvieron que pasar semanas de subidas y bajadas para darme cuenta que él era un ser del barro y yo ... yo soy de aire y de fuego.
Me enloqueció con cambios de horarios y días para hacer trámites indispensables para sellar la separación. Siempre con ese tono de nada, de indiferencia. Creí en mí, volví a mirarme por dentro y lo vi ayer para esa firma final en los papeles.

Vi entonces, lo que quería ver: su desmejoramiento, su ruindad, su oscuridad. Su mediocridad de bolsitos y zapatos imposibles. Su "NADA".
Caminé bajo el sol deslumbrante de la peatonal Florida y me/le dije : ENTRASTE EN MI PASADO Y TE VENCÍ.