miércoles, 15 de julio de 2009

Passé composé

Pasado...quien no lo tiene, está mintiendo o es un triste boludo que no hizo nada de su vida.
Ayer, luego de un molestro, embroncado y triste mes en que nunca se terminaba con lo que ya se había terminado; vi por última vez a mi ex.

Surgió en mi vida de la nada, y con aires que yo creí renovadores para tanta chatura. Era diferente. No se parecía a nadie y emanaba pureza de corazón y de pensamiento.No pude resistirme y tampoco lo quise. Caí rendido y entregué las armas.

Fueron tan sinceros y sentidos los juramentos de amor de aquellos primeros días, que el hecho de lanzarme a la aventura de convivir con él, resultó normal. Casi lo obvio.

Cambios de circunstancias, oportunidades que venían de arriba, o lo que sea; nos hizo llegar a éste Petit Palais en plena ruralidad. Y ese fue el comienzo del fin.

Nunca nada funcionó como lo prometió. Una mezquindad se sumó a otra y se hizo costumbre. Los reclamos se encimaron en una mesa de negociaciones estéril en la que, sea como sea, él terminaba más aliviado y yo, más oprimido.
Todo a nuestro alrededor se enturbió, y la amargura se sentía en la boca todas las noches; cuando juntarse en esa cama era una maldita obligación que me atormentaba todas las noches.

No eran suspiros los que yo exhalaba, sino resoplidos de disconformidad y de desamparo. Ya no había explicaciones por parte de él, sino intrincadas obligaciones que concluían siempre en lo mismo: no estar.

La remé todo lo que pude y me enfermé en esa tarea.
Y ni siquiera con eso se contentaba. Hasta último minuto intentó hundirme en un mar de problemas que no me auqejaban realmente, sino que eran sus propias contradicciones vomitadas sobre mí. Y por amor, por haber sentido que envejecería a su lado, le creí.

Se fue a la madrugada pretextando un compromiso laboral muy temprano. Y nunca más volvió.

Una semana más tarde me llamó, habíamos pasado ya el primer aniversario sin hablarnos por fono; por lo que su invitación a vernos, era la cita para asesinar lo que alguna vez fue único.Con cinismo, dureza y frialdad; dijo las palabras de rito y yo asentí airado. También yo había decidido ser libre de todo ese caos.

Tuvieron que pasar semanas de subidas y bajadas para darme cuenta que él era un ser del barro y yo ... yo soy de aire y de fuego.
Me enloqueció con cambios de horarios y días para hacer trámites indispensables para sellar la separación. Siempre con ese tono de nada, de indiferencia. Creí en mí, volví a mirarme por dentro y lo vi ayer para esa firma final en los papeles.

Vi entonces, lo que quería ver: su desmejoramiento, su ruindad, su oscuridad. Su mediocridad de bolsitos y zapatos imposibles. Su "NADA".
Caminé bajo el sol deslumbrante de la peatonal Florida y me/le dije : ENTRASTE EN MI PASADO Y TE VENCÍ.

2 comentarios:

JOTAELE dijo...

Bien!

Nituni dijo...

Por fin, nene!
AHora quiero el detalle del bolsito y los zapatos!!!